NOTA DE PRENSA

Salud mental y tabaco: beneficios inesperados de decir adiós al cigarro

Fumar es una forma disfrazada de suspirar, decía el poeta Mario Quintana. Durante décadas, una narrativa predominante en torno al tabaco y la salud mental ha sido la de un refugio: fumar como una vía para reducir el estrés, calmar la ansiedad o combatir la depresión. Pero, ¿es realmente un escape o más bien una trampa que perpetúa el malestar emocional? Una revisión de la prestigiosa Cochrane cuestiona esta creencia profundamente arraigada, revelando que abandonar el cigarrillo podría beneficiar la salud física y brindar un alivio inesperado para la salud mental.

La revisión concebida por Gemma Taylor y Paul Aveyard desafía un mito persistente. Históricamente, el tabaco ha sido visto como un alivio inmediato para quienes enfrentan síntomas emocionales adversos. Pero los resultados de investigaciones científicas desmienten esta idea, mostrando que dejar de fumar no solo no agrava esos síntomas, sino que los reduce de manera notable. Este hallazgo es crucial, ya que desmonta uno de los principales argumentos de quienes temen que abandonar el hábito pueda empeorar problemas psicológicos preexistentes.

Detalles del estudio 

La revisión Cochrane, publicada en enero de 2020, analizó 102 estudios con más de 169.500 participantes. Estas investigaciones incluyeron personas que fumaban al inicio y exploraron cómo dejar de fumar afectaba su salud mental durante al menos seis semanas. Los estudios evaluaron síntomas como ansiedad, depresión, estrés, bienestar general, problemas de salud mental y aspectos sociales como relaciones interpersonales e índices de soledad.

Los resultados fueron reveladores: quienes dejaron de fumar experimentaron reducciones significativas en la ansiedad (15 estudios, 3.141 participantes), la depresión (34 estudios, 7.156 participantes) y la combinación de ansiedad y depresión (8 estudios, 2.829 participantes). Además, se observaron mejoras en los niveles de estrés (4 estudios, 1.792 personas), sentimientos positivos (13 estudios, 4.880 personas) y bienestar general (19 estudios, 18.034 personas). En cuanto al bienestar social, no se detectaron deterioros e incluso algunas personas experimentaron ligeras mejoras.

La revisión también mostró que, en quienes dejaron de fumar, se presentaron menos casos nuevos de ansiedad y trastornos combinados de ansiedad y depresión en comparación con quienes continuaron fumando. Aunque los resultados sobre nuevos casos de depresión fueron variables, los hallazgos generales sugieren que dejar de fumar no empeora el estado de ánimo a largo plazo, incluso en personas con condiciones de salud mental preexistentes.

No obstante, los investigadores señalaron limitaciones en algunos estudios que reducen la confianza en ciertos resultados: muy baja para la depresión, baja para la ansiedad y moderada para los síntomas combinados. A pesar de estas limitaciones, la consistencia de los datos refuerza la conclusión de que dejar de fumar tiene un impacto positivo en la salud mental.

La reducción de daños: una opción necesaria y complementaria

Para quienes no desean o no pueden abandonar la nicotina, el enfoque de reducción de daños emerge como una alternativa crucial. Este paradigma reconoce que, aunque la abstinencia completa es ideal, no siempre es viable para todas las personas. En este contexto, productos como cigarrillos electrónicos, tabaco calentado, bolsitas de nicotina o terapias de reemplazo ofrecen una vía menos riesgosa al eliminar la combustión, que es la principal fuente de sustancias tóxicas responsables de enfermedades graves.

Además, estudios recientes destacan que la nicotina, cuando se consume en formatos más seguros, puede desempeñar un papel beneficioso en la cesación tabáquica. Al aliviar los síntomas de abstinencia y facilitar una transición gradual, estas alternativas permiten a las personas abandonar el cigarrillo convencional sin el impacto abrupto que a menudo lleva al fracaso en los intentos de cesación.

El enfoque de reducción de daños no solo protege a quienes consumen nicotina de los riesgos del tabaco, sino que mejora su calidad de vida al reducir la carga física y emocional asociada al cigarrillo. Este cambio de paradigma puede alentar a más personas a dejar el tabaco y motivar a los profesionales de la salud a promover activamente su abandono, no solo como una estrategia para prevenir enfermedades físicas, sino también como un camino hacia el bienestar psicológico.

Así, la narrativa comienza a transformarse: el cigarrillo, antes visto como un refugio emocional, es ahora reconocido como un obstáculo para una vida plena y saludable. El futuro de la salud pública, tanto física como mental, podría depender de esta transición hacia alternativas más seguras y un entendimiento renovado sobre el impacto del tabaco en nuestras vidas.

ReferenciaTaylor GMJ, Lindson N, Farley A, Leinberger-Jabari A, Sawyer K, te Water Naudé R, Theodoulou A, King N, Burke C, Aveyard P. “Smoking cessation for improving mental health”. Cochrane Database of Systematic Reviews, 2021, Issue 3. Art. No.: CD013522. DOI: 10.1002/14651858.CD013522.pub2.


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